Si hay algo claro en el entorno del equipo del CB Granada es que su juego gira alrededor de su pívot titular Curtis Borchardt. No es sólo el talento y el físico que atesora, sino una implicación difícilmente disponible en otros jugadores que vienen del otro lado del charco. Habiendo tenido múltiples ofertas de equipos punteros de Europa - los que se saben y los que no se saben - ha preferido ser la cabeza visible de un proyecto que está hecho a su medida. No obstante, siempre queda la duda de que si la condición física de Borchardt rondara el 90%, no habría optado por un traspaso a otro club. Mi idea es que a poco que hubiera soportado las exigencias de NBA, tendría sitio en muchas de las franquicias que actualmente están ávidas de un pívot nato con la calidad de Curtis.
Como las circunstancias son las que son, ahora mismo el ex-Stanford necesita de un período de rehabilitación de sus lesiones y sobre todo de su condicionamiento físico. Granada es el lugar perfecto para ello, y sobre todo cuando el club se ha volcado sobremanera, encontrando en el mercado todas y cada una de las piezas necesarias para que el juego interior granadino sea competitivo.
En la manera en que Borchardt se mantenga en forma y sin lesiones, será capaz de ser un jugador más intimidador y más acaparador. Si acapara el juego, significa que será bastante frecuente que para pararle tengan que hacerle 2 contra 1, e incluso 3 contra 1, propiciando situaciones de ventaja del resto de compañeros. Un Borchardt sano busca, ve, elige y pasa el balón al compañero mejor situado. Las comparaciones son odiosas, pero se me viene a la vista muchas opciones de ventaja creadas en sus equipos por jugadores como Nikola Vujcic o Pau Gasol: la teoría de la manta corta.
Alek Maric es el desconocido de todos, y su aportación actualmente es una incógnita. Su tamaño y la buena imagen que arrastra desde su época universitaria merece el riesgo. A pesar de sus buenos números en Nebraska - 15,7 puntos y 10.2 rebotes - tiene que corroborar que puede medirse a los pívots de la ACB, fundamentalmente en el aspecto defensivo.
Juanpi Gutiérrez ya lleva varios años en el club, y su labor bajo los tableros es eficiente aunque algo irregular. Durante los Juegos Olímpicos ha demostrado un estado de forma más que óptimo, por lo que los aficionados al CB pueden respirar tranquilos, sabiendo que el 4 titular sabe competir con los mejores.
Nacho Martín, con sólo 25 años, está consolidado ya como una de las figuras más emblemáticas de los playgrounds nacionales. La llegada del joven Pablo Aguilar debe motivar aún más a mejorar el rendimiento en esta temporada, que puede ser la de su consagración.
Y Pablo Aguilar, es la gran esperanza para los aficionados granadinos. Un jugador capaz de anotar desde cualquier posición en la cancha, con una movilidad y un condicionamiento físico envidiable, además de ser uno de los cabecillas de las nuevas generaciones lideradas esencialmente por Víctor Claver y Ricky Rubio.
Como veis, lo tiene todo: anotación interior, sacrificio defensivo, cierre del rebote, capacidad atlética y talento. Poco más se puede pedir. Bueno sí, que rindan pronto para que el CB no pase apuros...
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