Por circunstancias personales, me mantendré desconectado del blog durante un tiempo. Espero volver lo antes posible.

Gracias por vuestra comprensión y un saludo a todos.

lunes, 27 de octubre de 2008

El cénit de Felipe Reyes


Hablar de Felipe Reyes es hablar de un clásico, de un jugador que parece llevar en la liga tantos años que uno no se ha dado cuenta de su llegada, de su evolución, de la superación de sus defectos y de la moderación de su carácter. Echas cuentas... y compruebas atónito que sólo tiene 28 años. ¿28? Sí, 28. Impresionante.

La presencia de su hermano Alfonso en el contexto internacional - pasó un año por el Racing de París antes de volver a España - obligó al bueno de Felipe a entrar casi inadvertido en el panorama baloncestístico. "Ah, sí, ése es el hermano de Alfonso Reyes, ¿no? Dicen que es bueno...". Y tanto que es bueno. Se dio a conocer al gran público tras la consecución del Mundial Junior de Lisboa en 1999, en una selección nacional en la que brillaban también los nombres de Juan Carlos Navarro, Pau Gasol o Raúl López, es decir, el núcleo fundacional de la actual selección senior.

Lejos del estereotipo de jugador saltarín y atlético de otros dominadores de esa posición en la cancha, Felipe nunca tuvo un físico prodigioso. En realidad nunca lo necesitó. De hecho creo que si Felipe se hubiera preocupado más de lo que lo ha hecho - no digo que no se haya preocupado en absoluto por sus cualidades físicas, porque también son importantes - por mejorar su salto y su timing para el tapón, nunca habría llegado a ser lo grande que es ahora. Felipe vive en el inframundo de la pintura, aquel lugar maldito para los alapívots modernos, que basan su juego en el tiro exterior y en contadas penetraciones. Y hace de esa vivencia su principal virtud. Habitar en la pintura le dotó de una sensibilidad especial para el rebote, una ciencia en sí misma, que transformó en forma de vida. El menor de los Reyes aprendió las dosis de conocimiento del primogénito de la familia y le añadió unos centímetros de altura más - pocos más - y unos brazos más largos. Ya sabemos lo que pasó después.

Al principio se le tachó de rebelde, de difuso, de empecinado en protestar a los árbitros las decisiones que no le eran favorables. Y es cierto. Valorar la labor de un árbitro es saber apreciar los aciertos y restar importancia a sus fallos, aunque vengan en tu contra. No puedes protestar constantemente, porque además de ganarte la mala fama entre los árbitros, te ganas la desaprobación del resto de compañeros y de tu entrenador. Me imagino a cualquier entrenador de la carrera deportiva de Felipe sudando sangre para evitar que Felipe entrara en cólera y se transformara en el increible Hulk. La cantidad de partidos que habrán perdido así... De todas formas, aquello quedó enterrado con la llegada de Joan Plaza al banquillo madridista. No sé con seguridad si tuvo Plaza algo de culpa o simplemente coincidió en el tiempo, aunque me decanto por la primera versión.

Eso sí, actualmente es una delicia ver a Felipe disputar cada balón con la ventaja de saber que el rebote le pertenece. Además, ha mejorado extraordinariamente su abanico en el tiro, y no es extraño verle anotar desde el poste alto cual alapívot moderno, sin perder ni un ápice de su instinto asesino, un asesino magnético, que imanta al balón naranja con su presencia en la pista y hace que cada rechace sea suyo. Un temperamento mucho más moderado, un juego de pies más que interesante, y unos pies de plomo para evitar que su contrarios le ganen la posición. Y es que es imposible moverle, no hay manera. Pues forcejear con él lo que quieras, que todavía no ha nacido europeo - americano sí, desgraciadamente para la selección - que tenga testiculina suficiente para moverle sin hacerle falta. Misión imposible.

No me extraña que Vistalegre cante a coro el nombre de Felipe incluso en la derrota. Si hay alguien que encarna los valores de entrega y dedicación a este deporte es el cordobés. Descarto, pues, la casualidad por el hecho de que actualmente sea líder en el ranking de la liga ACB. Tanto trabajo debe servir para algo.

2 comentarios:

BPelaz dijo...

estoy seguro de que felipe ha llegado donde esta porque desde el primer dia supo lo que podia y no podia hacer en una cancha de baloncesto, y eso le hace mas grande.

Pirrimarzon dijo...

Sin embargo, ha ido superando obstaculos, como el que le impedia tener un buen porcentaje de libres durante mucho tiempo. Ahora es mas que aceptable. Cualquier equipo querria tener a un Felipe.

Gracias por tu comentario.