Acabo de enterarme de la triste noticia del supuesto intento de suicidio de Isiah Thomas. Digo "supuesto" porque aún no están las cosas claras. Existen diversas versiones del caso, y a cada cual más rocambolesca. En una de ellas, el mismo Isiah desmiente le versión de la policía, para afirmar que en realidad fue su hija la que ingresó en un hospital por la ingesta masiva de somníferos. La policía, cuya versión suele ser la más fiable, desmonta las declaraciones de Thomas concretando en la figura del ex-General Manager de los Knicks el verdadero afectado. Me alejo de la pantalla y reflexiono sobre el tema.
Isiah Thomas era un magnífico jugador, pero un pésimo GM. Una cosa es que no nos guste a ninguno la gestión deportiva de los equipos en los que ha estado - en New York pueden dar buena cuenta de ello -, y otra cosa es que la animadversión se desplace hacia su persona. Ni mucho menos. Extiendo a todo el mundo del baloncesto - excepto a los que han tenido un trato personal con él, claro está - mi humilde opinión sobre Thomas, del cual no puedo decir ni que me caiga bien ni que me caiga mal, ni que haya sido mi ídolo de juventud, ni que sea el enemigo público número 1. Comprendo que una persona pueda - y deba - sentirse más realizada cuando se sabe un buen profesional, una persona con dedicación y, si los resultados llegan, mejor que mejor. Pero eso ocurre en cualquier ámbito de la vida. De ahí a que desee su propia desaparición... va un trecho.
Mañana sacarán los periódicos de todo el mundo la morbosa noticia de que una ex-estrella de la NBA ha intentado suicidarse, de que si tal y cual. Aferrándose a la libertad de expresión no son conscientes del peligro que supone para algunos el hecho de que hablen mal de ellos. Si la proclama supera los límites deportivos, entramos en el engañoso juego del marujeo nauseabundo de otros medios. Intuyo que no debe ser fácil para un persona que ha sido el ojo del huracán durante tantos años, y en un mercado tan complicado como el americano, soportar la presión de ser el sumidero de todas las críticas habidas y por haber. A Thomas lo acusaron de mil y una fechorías, y hasta que no se demuestre lo contrario será inocente. Señores de los medios, que sois profesionales de la comunicación, limítense a hablar de deporte, que es más sano.
Además, aunque sólo sea para utilizar un chivo expiatorio SIEMPRE EN EL PLANO DEPORTIVO, necesitamos a un Isiah Thomas sano. ¡Te necesitamos, Bad Boy!
Eso sí, Isiah, si querías llamar la atención de un público que te tiene olvidado tras la llegada de D'Antoni a New York, parece que lo has conseguido. Pero recuerda: el fin no justifica los medios. Macho, háztelo mirar.
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http://pirrimarzon.blogspot.com/2008/10/te-necesitamos-bad-boy.html
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1 comentario:
esperemos que se recupere, porque antes que pesimo entrenador y genial jugador es una persona.
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