El coco es Eslovenia

Visto lo visto, muchas de las estrellas que triunfan en el panorama NBA están fracasando en la tarea de llevar a sus escuadras a lo más alto. Nowitzki, Parker, Turkoglu, todos ellos anotan, rebotean, mejoran sus estadísticas... pero en lo que se trata de hacer jugar a sus equipos, nada de nada. Si bien Parker está realizando una buena labor, los minutos en los que el francés no está en la cancha supone una pesada losa para los de Claude Bergeaud. Además, teniendo en cuenta el potencial atlético del combinado francés, no veo a Parker como la prolongación del entrenador en el campo, ni a un jugador que sea capaz de dar sentido al ataque y la defensa a este colectivo.

El caso Nowitzki es diferente, porque un alapivot es difícil que pueda ser el dueño de la pista en cuanto a organización ofensiva. De hecho, Dirk es la primera, segunda y tercera opción para su equipo, y es achacable a la falta de talento en el resto de jugadores. Anota muchos puntos, pero éstos suponen aproximadamente el 50% de la aportación total del equipo. A poco que Nowitzki esté bien marcado o no tengo su día, Alemania lo tiene cudro frente a cualquier selección.

Lituania podría ser el ejemplo de combinado que se sostiene con su líder Jasikevicius, pero cuya concurso no es imprescindible, porque su implicación con la selección báltica va más allá de sus minutos en la cancha. Desde el banquillo, Saras aprieta a sus compañeros, y a los árbitros (que puede llegar a ser un factor importante). Pero a Lituania la conocemos todos, sabemos sus puntos fuertes (que son muchos), sus debilidades (que son pocas), no hay secretos.

Es por eso por lo que una selección que va de tapada en el Europeo, que va coleccionando victorias una tras otra, y que está gestionada sin sus estrellas NBA, puede meter el miedo en el cuerpo a cualquiera en el momento menos pensado. Nachbar, Brezec, Becirovic y Udrih son las ausencias más destacadas. Sin embargo, Ales Pipan ha logrado una mezcla de buenos jugadores que además funcionan colectivamente y de los cuales no conocemos demasiado.

Quiza Smodis, Lakovic y Nesterovic son de sobra conocidos, pero ¿quién me puede hablar de Goran Dragic, Jaka Klobucar o Domien Lorbek? Vale, sí, los ojeadores de los equipos, los entrenadores o los frikis como yo, pero... ¿es eso suficiente para que sus oponentes tengan referencias de ellos? Punto para los eslovenos.

A expensas de lo que ocurra en la última jornada de la segunda fase, el Lituania-Eslovenia se presenta como el partido que determinará el verdadero nivel de Eslovenia, y si realmente es el coco que ha demostrado hasta ahora.

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