Reignman descuelga las botas

Parece que los planetas se han alineado para propiciar hoy un reguero de noticias relevantes, y la última es la vuelta de Shawn Kemp a las canchas. Lo hará con la camiseta de la Premiata Montegranaro, de la Lega italiana, en lo que supondrá una incursión seria en el baloncesto europeo, después de tantos amagos de vuelta a la pistas. A sus 38 ya no tiene la agilidad, la potencia y la capacidad de salto de antaño, pero a poco que mantenga un 20% de su calidad y de su interés por el juego, conseguirá hacer soñar a la mayoría de los seguidores del club italiano.

Reconozco que fue mi predilección. Daba gusto ver a esos Sonics de los 90 con Gary Payton haciendo de las suyas y Shawn Kemp martilleando el aro rival con una agresividad sin igual. Es de las estrellas de segunda fila que más han aportado al juego en los años siguientes. Tampoco tengo memoria histórica para acordarme de lo que no he vivido, pero sinceramente, nunca antes había visto a un jugador tan grande moverse en la cancha tan sobradamente como lo hacía Kemp en su etapa en los Sonics. Es una lástima que tras sus años en Cleveland haya descuidado tanto su salud, engordando de una manera descomunal y acercándose al mundo tenebroso de las drogas.

Ahora mismo grita a los cuatro vientos que está limpio, que ha perdido una infinidad de kilos -quizá no los suficientes- y que está preparado para una nueva andadura en las pistas. Esperemos que sea cierto.

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