España - Alemania: jugando con fuego

No debería costar tanto. La victoria de la pasada noche de la selección española frente a la alemana tuvo un demasiados detalles que están cebando el futuro de España de malos presagios. No quiero ser pájaro de mal agüero, pero jugando así es muy complicado llevarse cualquier metal, y mucho menos el oro. Ya sé que había demasiados condicionantes para no poder desarrollar el juego normal de los de Aíto, pero hoy es Alemania y mañana cualquier otro, el que te puede dejar fuera de un plumazo, lo que puede suponer arrancar de raíz las mejores expectativas habidas siempre sobre un colectivo español en la historia de los Juegos Olímpicos.

Analizamos los detalles:

-La lesión de Carlos Jiménez, que se le supone alero titular y líder indiscutible del entramado defensivo del equipo, no hizo ningún bien. Esto supone contar con un jugador menos en la rotación, tener que jugar en el puesto de 3 con Berni Rodríguez y Alex Mumbrú. Alex ha suplido con garantías la ausencia de Carlos, pero Berni no ha tenido nada que hacer porque está menos acostumbrado a realizar tal función, y además tenía delante a dos jugadores mucho más altos que él, como Wisocky y Schultze, alternativamente.

-La hora tampoco acompañaba. Jugar tan temprano hace que no se esté tan despierto, tan vivo, tan ágil, como se pueda estar en horario de tarde. De todas formas, esta circunstancia repercute en los dos equipos, con lo que el problema es compartido. Además, es algo que ya saben de antemano, con lo que fisios, médicos y demás ponen siempre su grano de arena para que no se note tanto el jugar por la mañana.

Como todas no son malas noticias, anoche vimos a un cada día más recuperado Jorge Garbajosa. No brilló excesivamente en ataque, pero realizó una labor extraordinaria en defensa con Dirk Nowitzki. El alemán sufrió una pesadilla a la sombra del de Torrejón, y sus números y su juego se resintieron.

Otra buena noticia es el papel tan determinante de Ricky Rubio. A veces pienso que soy demasiado pesado con este tema, pero cuando reparas en la importancia del jugador del DKV Joventut en su tarea de ahogar al rival, te das cuenta que resulta básico para establecer el margen suficiente en el marcador y provocar la precipitación del rival. Jugar contra Ricky es como tener un dedo en el culo, tan incómodo como eso.

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