Estamos comprobando cada vez más que el acceso de jugadores europeos a la mejor liga del mundo está llegando por diferentes caminos. Históricamente, el europeo ingresaba en una plantilla NBA lo hacía para completar cupos, o para dar muestra de la franquicia de lo internacional que era. De hecho, jugadores como Epi, Jovaisa, Dalipagic, Delibasic, incluso Oscar Schmitt, han dominado como pocos las competiciones internacionales sin poder disfrutar de oportunidades en el panorama NBA.
Con la mejora del talento físico de los europeos (y por supuesto, del resto de internacionales), las tornas han ido variando. Si bien había jugadores FIBA que podrían haber triunfado perfectamente entre la pléyade de astros que pertenecian a la liga americana durante la década de los 80, no ha sido hasta bien entrados los 90 cuando los internacionales han podido dar buena muestra de sus capacidades. La entrada de Sabonis, Marciulonis, Divac y compañía permitió abrir las fronteras de la NBA a otros países, otras culturas y otras formas de disfrutar el basket.
Además, este efecto se han incrementando en los últimos años, donde el jugador ha comenzado a tener carácter de referencia para una franquicia, como los casos de Stojakovic, Nowitzki, Gasol, y un largo etcétera. No obstante, aunque el acceso típico de estos jugadores a la liga se producen via draft, hay otros que han llegado por la puerta de atrás, han logrado hacerse un hueco en las plantillas, e incluso ya forman parte fundamental del engranaje de las franquicias.
El proceso más fácil es el draft, pero... ¿qué ocurre cuando el jugador es demasiado joven para disfrutar de minutos de calidad y al cabo de la temporada no responde a las expectativas? Que Nowitzki o Gasol sean unas estrellas NBA no significa que cualquier veinteañero con ciertas dosis de calidad en Europa pueda convertirse en un galáctico tras pisar tierras americanas. Los casos de Tskitishvili, Milicic, y compañía dan buena muestra de que los ojeadores también pueden equivocarse.
Es más, en otras ocasiones, las pretensiones de entrar en el draft de los jugadores europeos son tan extremas, que intentan por todos los medios que su nombre aparezca cuanto antes en los primeros puestos de las apuestas del draft. Si finalmente son elegidos en posiciones bajas, las opciones para entrar en la liga y contar para un entrenador son muy improbables, o simplemente se vuelven imposibles. Véase los Andriuskevicius, Lampe, Schortsianitis de turno. Jugadores con un talento innato para jugar al basket, pero no tienen ni la madurez, ni la templanza, ni el tiempo necesario para rendir siquiera en la ACB, ni mucho menos en la NBA.
Existe también el caso del jugador que ha preferido foguearse en las competiciones europeas durante un tiempo, mejorar como profesional en todos los aspectos, para poder dar el salto con más garantías de éxito. Recuerdo que cuando Pau Gasol fue drafteado, su hasta entonces entrenador en el Barcelona, Aíto García Reneses, Don Alejandro, le recomendó que no se precipitara en pegar el salto. Y le recomendó bien. Porque aunque Gasol se ha convertido en el mejor jugador español de toda la historia, ninguno de los presentes podía llegar a pensar que un joven de su escuálida figura por aquel entonces, podía transformarse en lo que es actualmente. Gracias, Don Alejandro, por tus sabios consejos, y gracias también por haberte equivocado. No es un reproche, es simplemente un reconocimiento a tu buena voluntad; pero es que este chico nos ha dejado a todos con la boca abierta.
¿Qué ocurre con J. Manuel Calderón? Pues bien, la explosión de los jugadores no se produce en todos a la misma edad, ni bajo las mismas circunstancias. Calderón se ha transformado en pocos años de roll-player en el Fuenlabrada a co-estandarte de la selección española. Sin duda, el proceso más impredecible, pero más efectivo y con menos riesgos. No fue drafteado por ninguna franquicia, pero el trabajo, el tesón y las ganas de ganar del extremeño le han convertido en referencia de Toronto y campeón del mundo.
Como veis, muchas son las posibilidades de entrar en la NBA, pero... ¿cuál es la mejor? Os lo dejo a vosotros.
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