El día 3 de Septiembre comienza una nueva edición del Campeonato de Europa de selecciones de baloncesto. Se celebrará en España, y permitirá evaluar el estado de cada una de las selecciones punteras en Europa de cara también a los Juegos Olímpicos de Pekín. Contará con diversas ciudades como sedes, que permitirá acercar el emergente interés por baloncesto a muchos rincones de nuestro país. Ciudades como Sevilla, Granada, Alicante o Palma podrán disfrutar del extraordinario ambiente que crea a su alrededor un deporte tan sano y entretenido como el baloncesto.
La ÑBA, como ahora le ha dado a los medios de comunicación de llamar a la selección española de baloncesto, estará formada por un grupo de jugadores que ya se conocen por haber disputado muchas competiciones juntos, y por haber podido lograr (a mi juicio) el mayor triunfo de un colectivo para el deporte español: el Mundial de Japón 2006.
Un año más expertos, más curtidos, más rodados, más pícaros y más amigos, estos jugadores se enfrentan al desafío de reivindicarse como la mejor generación de jugadores de baloncesto español de la historia.
Muchos pueden pensar que esta selección es Gasol y 11 más. Pero lo cierto es que ese pensamiento está muy alejado de la realidad. Gasol es la estrella indiscutible, pero tiene a su alrededor a 11 jugadores que permiten que el juego de Gasol explote y pueda convertir al de Sant Boi en el MVP del Mundial de Japón. Cada miembro de la plantilla cumple su función, y la cumple a la perfección. No todos tienen el mismo nivel de repercusión en el resultado, pero sí el mismo nivel de implicación. Porque en definitiva, se trata de elevar el nivel de los entrenamientos, de presionar en la defensa a los equipos rivales, de que los contrarios piensen que cualquiera de nuestros jugadores tiene la capacidad de cambiar el sentido de un partido.
Y es que los partidos de la selección suelen ser muy parecidos: un comienzo muy igualado, donde ambos equipos suelen tener un nivel parecido de acierto de cara al aro, para ir despertando al rodillo poco a poco, a lo largo de los cuartos, donde la defensa presionante ahoga las ideas del rival. Esta defensa presionante es la que pocas selecciones tienen, porque para ello es necesario un banquillo largo y que mantenga el nivel independientemente del jugador que esté en la cancha.
En definitiva, el compromiso y la unión puede permitir a la ÑBA conseguir nuevos éxitos. Como el núcleo de la selección está conformado por jugadores de la generación de oro (la del oro en el Mundial Junior de Lisboa 99), es decir, que actualmente tienen 27 años aproximadamente, cabe pensar que aún le quedan varios campeonatos a esta altura. Siendo objetivos, España puede tocar metal en los campeonatos de los próximos 3 o 4 años. Es por ello por lo que hay que procurar fomentar la ilusión de una selección abierta a nuevos jugadores que tomen el relevo de estos chicos de oro cuando éstos lo necesiten. Esta idea la ha captado extraordinariamente bien Pepu Hernández, y hay que confiar en él. Nadie mejor que Pepu para manejar este cambio generacional.
A partir del 3 de Septiembre, todos con la ÑBA!!
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