Por circunstancias personales, me mantendré desconectado del blog durante un tiempo. Espero volver lo antes posible.

Gracias por vuestra comprensión y un saludo a todos.

sábado, 9 de mayo de 2009

La Final Four desde la distancia


Desde la frialdad y la sensatez que te da el paso del tiempo para ordenar las ideas, llevo días sopesando escribir sobre el acontecimiento deportivo del último fin de semana. Si me pusiera a analizar con detalle esta Final Four de la Euroliga estaría pecando de un altruismo y una vanidad con la que no comulgo, y además intentaría dar unos apuntes tácticos y técnicos que no poseo. Mi condición de aficionado y apasionado sólo me llega para discernir si un partido me gusta, si me entretiene, me divierte y me emociona, o todo lo contrario. El hipotético día en que me saque el título de entrenador, ya estaríamos hablando de otra cosa (espero). Por eso, dejo el análisis del fin de semana de la Final Four de la Euroliga a los que más sabéis y saben.

Imagino que un porcentaje muy alto de los que leen este blog habrán tomado su cafelito, merienda y/o cena con la tele con el propósito de disfrutar de un espectáculo único. Buen cocktail, con buenos ingredientes y buenos precedentes. Eso sí, a cualquier aficionado de pie, como a mí mismo, le habrán llamado la atención durante el fin de semana televisivo dos cosas:


  • Aunque se cuente con el impedimento de un deporte poco o mal publicitado a nivel nacional, y aunque ello implique unas audiencias relativamente bajas, el baloncesto es un deporte que engancha, que motiva, y que emociona. No hace falta llegar al extremo del baloncesto ruckerparkiano para que haya espectáculo. Ahora hablo de este baloncesto, basado en los movimientos colectivos organizados, en las defensas férreas, en la búsqueda del engaño táctico y en la precisión en el tiro. Y no hablo del otro, que tiene aspectos muy diferentes al europeo, pero que por supuesto está mucho más enfocado a la exaltación individual, y que cuentan con un aparato mediático detrás sin parangón en el mundo del deporte.

  • Yo, aficionado de a pie, vuelvo a insistir en que me lo pasé como un niño con zapatos nuevos. No he tenido la suerte de estar en Berlín, ni de comentar el partido para la radio, ni siquiera jugaba allí el Cajasol. Incluso después de la derrota del Barcelona, ya sin favoritos, pude contemplar el espectáculo desde la más absoluta asepsia deportiva. Pues con todos esos antecedentes, vibré como el que más en cada final apretado, en cada asistencia de Papaloukas, en cada canasta de Andersen, en cada triple de Langdon o en cada rebote de Pekovic.






Quizá no fuese la Final Four más anotadora o la de jugadas más espectaculares, pero en emoción habrá estado a la altura de las mejores de la historia. Una vez más, hagamos lo posible para que ESTE baloncesto tenga el reconocimiento que se merece en los medios (porque desde este blog siempre lo ha tenido).

2 comentarios:

Ivan Fernandez dijo...

Precioso articulo, al final el basket para muchos es eso: o emociona o no, o gusta o no, y creo que en ese sentido la final four ha estado a la altura de las mejores de la historia

Pirrimarzon dijo...

Gracias Ivan por tu comentario. Pensaba que no había conseguido transmitir esas sensaciones en un artículo, pero veo que por lo menos te ha llegado. La emoción se acentúa cuando participan tus colores, pero también cuando contemplas un espectáculo como el de la semana pasada.

Saludos